Estamos jugando con cosas que se nos escapan de las manos ¿No crees? Podemos
hacer lo que mejor se nos ha dado siempre, jugar con sentimientos ajenos y
hacernos daño. Podemos sonreir si queremos llorar e insultarnos si solo nos
echamos de menos. Siguiendo las mismas pautas de siempre, hasta que alguno de
los dos pierda el juego y empiece a ser feliz.
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